Actualizado el sábado, 31 diciembre, 2022
Ésa es la fecha que toda persona vinculada a la causa saharaui retiene como parada histórica y baluarte de los logros acumulados desde entonces por tan vilipendiado y traicionado pueblo saharaui. Sin embargo, no todos saben que ese veinte de mayo, al igual que su procreador diez de mayo, fue fruto de un parto prematuro apenas esperado y ante el cual un puñado de saharauis concienciados tuvo que hacer de tripas corazón para no perder el tren de la historia.
Desde enero de 1973, los revolucionarios marroquíes del Tanzim se habían infiltrado por la frontera argelina dirigiéndose al Atlas medio. Se trataba de verdaderos patriotas que consideraban que Marruecos se merecía un régimen democrático en el que derechos y libertades estuvieran garantizados.
Durante casi una década, de 1963 a 1973, habían puesto en jaque al trono y lo dieron todo por ofrecer a su pueblo un sistema político mejor y más acorde con los tiempos que corrían. Un año antes, en mayo de 1972, los estudiantes saharauis se habían manifestado durante el Amaggar de Tantán para reivindicar la independencia del Sáhara Español y solicitar la ayuda del Reino de Marruecos para lograrlo. Pero nadie les hizo caso, les encarcelaron y les humillaron y acabaron oyendo al caíd de la localidad mofarse de ellos y decirles que “si quieren liberar el Sáhara, váyanse al sur, pues aquí estamos en Marruecos”. Incluso los líderes de los principales partidos políticos les trataron con desprecio aconsejándoles “dejar la política para las personas mayores”. En esos momentos, y teniendo en mente la respuesta de las autoridades españolas a la manifestación pacífica de Zemla en 1970, entendieron que la única vía válida para obtener la libertad era la vía de las armas. Así que multiplicaron los contactos con los revolucionarios marroquíes que, como ellos, creían en el derecho de los pueblos de la región a ser libres y dueños de su destino.
En menos de un año, la situación había cambiado muchísimo, aunque no todos lo sabían. Hassán II estaba haciendo grandes progresos gracias a sus redes de espionaje y a las traiciones dentro del Tanzim marroquí. Los “focos guerrilleros” guevaristas se iban a neutralizar incluso antes de encenderse, pues a principios de marzo de 1973 caían mártires dos grandes combatientes, Bennouna y Alaoui, y sólo era el principio de una oleada de persecuciones en las montañas del Atlas que durarían hasta junio. Ese mismo año, Argelia ratifica la convención sobre fronteras firmada con Marruecos el año anterior.
En esta tesitura, los revolucionarios saharauis saben que ése era el momento de empezar la lucha armada. Toman la decisión de crear el Frente Polisario a finales de abril y anuncian su nacimiento el día diez de mayo. Y el día veinte del mismo mes, llevan a cabo la primera acción armada del recién creado movimiento. Todo se ha hecho en un tiempo récord, pero o era eso o era la nada.
A partir de allí, es ya otra historia. Lucha y combate por la supervivencia de un pueblo, sacrificio y abnegación por una causa en la que casi nadie creía, y un sendero desbordado de éxitos y logros aupados por la sangre de miles de hombres y mujeres que lo dieron todo sin esperar nada a cambio. Sin olvidar, eso sí, esa mancha indeleble en nuestra historia que supuso el abuso de poder, la tiranía, la tortura y el asesinato practicados por unos cuantos impresentables que, a día de hoy y 47 años después, siguen impunes presentándose en público y luciendo cargos públicos.
Por otra parte, no hay que perder de vista la evolución de los métodos usados por la monarquía marroquí para debilitar al pueblo saharaui. Hassán II sabía la importancia de causar en el enemigo transfuguismo y traición, pues ya le sirvió para neutralizar a los revolucionarios del Tanzim marroquí en 1969 y en 1973. Por ello, repitió la estrategia en los años ochenta con los saharauis y todavía en tiempos de guerra. El rey era muy “leído”, así que modificó el conocido versículo coránico “Dios es Clemente y Piadoso” convirtiéndolo en “La Patria es Clemente y Piadosa”, lanzó su red y muchos fueron los enredados. El rey también había leído a Petrarca y sabía aquello de que “todo el mal que puede desplegarse en el mundo se esconde en un nido de traidores”, sin olvidar, evidentemente las palabras de Walter Savage diciendo que “los reyes jamás muestran piedad de nadie, sino cuando tratan de hacer traidores”. ¡Y la patria es clemente y piadosa! Eso era el rey padre. En tiempos del rey hijo, el asunto es algo más sofisticado, pues hasta la imagen del Che ha sido usurpada por aquellos a los que él mismo siempre criticó y atacó. Hasta se la identifica con Coca Cola, con el consumismo y la pasividad encapsulada en moderación moderna y competitiva. Así que, en los altos hornos de palacio, también se cuecen habas, por lo que se van a dedicar a tejer otro tipo de redes algo más sofisticadas. El mundo virtual ofrece muchas posibilidades y basta con tener a un par de colaboracionistas suficientemente lubricados para levantar toda una estructura ficticia, con diferentes órganos, departamentos y comisiones, y miles de miembros inexistentes. Es la era digital cuya clave es la información o, mejor dicho, el dato y la rapidez con que se divulgue.
El otro día leí un par de entrevistas realizadas a miembros de un autodenominado “Movimiento saharauis por la paz”. Y la paz, como todo el mundo sabe, es buena. Todos la queremos, la adoramos y es nuestro máximo anhelo. ¿Pero a qué precio? ¿Qué hay detrás de tanta locuacidad embriagada y embriagadora de paz y moderación? Mas diré que lo extraño, y que sí debería preocuparnos , es que los dos textos de las entrevistas tenían unas líneas rojas bien definidas. Citaban muchos términos de significación concreta y otros muchos interpretables a gusto del consumidor.
Aparecían palabras y expresiones como: “movimiento pacífico”, “saharauis autóctonos”, “tribu foránea”, “la rebelión con o sin causa era lo que estaba de moda”, “estigmas físicos y psicológicos”, “solución consensuada”, “acabar con las penurias de nuestra población”, “sublevación de 1988”, “catálogos étnicos”, “la contienda que vive la ex colonia española”, “solución de compromiso”, “salvaguardar la dignidad y el honor”, “asesinados en la cárcel de Rashid”, “cambiar de una vez la suerte de nuestra gente”, “propuesta política moderada y equilibrada”, “vigilar el respeto de sus derechos socioeconómicos, culturales”, “generar expectativas y esperanzas en cuanto a una salida honorable”, “sacar a nuestro pueblo del agujero negro”, “la reconstrucción y el bienestar de nuestro pueblo”, “nacionalismo extremo”, “desenlace feliz tan esperado”, “nacionalismo moderado”, “salvar lo que aún se puede”, “propuesta intermedia” y “fórmula de compromiso”. Cabe resaltar que, en algunos casos, se repetían las fórmulas.
Y claro, yo tuve ante mí dos textos con un total de más de 3650 palabras, cuya autoría supuestamente es de alguien que se presenta voluntario para guiar al pueblo saharaui, pueblo que lleva 47 años luchando por su libertad e independencia, por ejercer su soberanía sobre todo su territorio nacional y por su autodeterminación mediante un referéndum. Sin embargo, a pesar de tener cabida para la lista prolija de palabras y expresiones que he citado más arriba, no hubo espacio ni sitio para unas cuantas que, en un sentido o en otro, son ineludibles a la hora de abordar honestamente la cuestión de la ocupación del Sáhara Occidental por parte de Marruecos.
He aquí los palabros condenados al ostracismo por los presuntos salvadores del pueblo saharaui: LIBERTAD, INDEPENDENCIA, SOBERANÍA, AUTODETERMINACIÓN y REFERÉNDUM. Éstas eran las líneas rojas que ninguno osó traspasar.
Para ser justo, diré que LIBERTAD aparece una sola vez, en la expresión “libertad de movimiento”, e INDEPENDENCIA aparece igualmente una vez, en la expresión “con independencia de las confrontaciones en los medios”. ¡Algo es algo y la moderación es la moderación!
Decía Che Guevara que son moderados todos los que tienen miedo o todos los que piensan traicionar de alguna forma… Y no olvidemos a la reina nórdica: la ambición suele hacer traidores.
Larosi Haidar
