El día de los mártires, por Larosi Haidar

El día de los mártires

Actualizado el viernes, 30 diciembre, 2022

El 9 de junio es uno de esos días en los que todo saharaui se siente en deuda con aquellos hombres y mujeres que nos dejaron mientras militaban y luchaban por la libertad de nuestro pueblo y la liberación de todo el territorio del Sáhara Occidental. Es un día muy especial en el que sólo cabe la expresión y la demostración de nuestros sentimientos más nobles. De los otros sentimientos, de las emociones y demás fenómenos psicológicos que albergamos y que, en muchos casos, nos empujan a actuar de formas y maneras insospechadas, quisiera aludir en las siguientes líneas.

Desde hace ya bastantes meses, estamos siendo testigos de una campaña brutal en contra del Frente Polisario. Una campaña orquestada principalmente en laboratorios situados al oeste del muro y que, en principio, se supone dirigida exclusivamente a aquellas personas culpables de crímenes y violaciones de los derechos humanos. Por poner un número, digamos que serían culpables de las atrocidades contadas por las víctimas afectadas alrededor de 100 personas. Sin embargo, el resultado del ataque mediático emocional es una culpabilización generalizada e irracional de todo lo que es y supone el Frente Polisario y, por ende, un agravio a la gran mayoría del pueblo saharaui. No olvidemos que, a día de hoy, el Frente Polisario es y sigue siendo el legítimo y único representante del pueblo del Sáhara Occidental reconocido internacionalmente.

Igualmente y de unos meses hacia acá, observamos perplejos cómo desde la otra orilla, al este del muro, se lanzan salvas de audios y discursos altisonantes cuyo dedo acusador escarba en la despreciable traición cometida por muchos de los saharauis que, tras años de militancia en el Frente Polisario, desertaron a granel hacia la otra parte, la controlada y ocupada por Marruecos. Incluso, algunos animaban a sus desconcertados oyentes a no sacar el dedo de la llaga de la imperdonable deslealtad y mantener encendida la llama de la discordia.

Dicho esto, podemos hacer un pequeño mapa conceptual que nos aclare la ubicación global de todos los actores que, de alguna manera, están moviendo ficha o llamados a moverla sobre el gran tablero de la saharauidad:

En el primer nivel, tenemos un solo elemento matriz: El Pueblo Saharaui.

En el segundo nivel, tendríamos a los elementos que conforman ese pueblo y que por una u otra razón residen en un determinado lugar:

a. Saharauis de las zonas ocupadas por Marruecos.
b. Saharauis de los campamentos de refugiados y zonas liberadas.
c. Saharauis de la diáspora (especialmente, Mauritania, España y Francia).

En el tercer nivel, tendríamos a las posibles divisiones y diferenciaciones que podamos hacer en los elementos del segundo nivel. Es verdad que siempre ha habido un flujo de intercambio más o menos continuo entre estos tres vasos comunicantes, aunque se constata que desde la irrupción a sangre y fuego de las fuerzas de ocupación en el territorio saharaui, el grueso de este flujo ha ido de A y C en dirección a B. También es cierto que a partir de la década de los noventa y una vez declarado el alto el fuego, el flujo aumentó considerablemente en dirección a A. Esto es aplicable a todo el pueblo saharaui, es decir, al 99% de la población, sin embargo nos vamos a centrar en una pequeña franja poblacional que aun siendo pequeña tiene, o aspira a tener, mucho poder. Me refiero a ese 1% que, a falta de una denominación más acertada, lo designaré como grupo de las pseudoélites. Si bien podemos hacer varios subgrupos según diferentes variables, creo que una diferenciación a grandes rasgos sería la basada en el peso demográfico y que destaca principalmente dos: el subgrupo A y el subgrupo B. O si se quiere, el colectivo de las pseudoélites al oeste del muro, y el colectivo de las pseudoélites al este del muro. De ahora en adelante y en aras a la brevedad, les llamaremos pseudoccidentales y pseudorientales respectivamente.

El equipo de los pseudoccidentales estaría compuesto mayoritariamente por tránsfugas del Frente Polisario que se unieron al bando marroquí y que comportarían menos del 1% de todos los retornados (“Retornado” es la traducción literal de la denominación oficial dada por las autoridades de ocupación marroquíes a los saharauis que dejaron los campamentos de refugiados para vivir en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos). Si tuviéramos que lanzar una cifra aproximada, los pseudoccidentales serían unos 100 o 150 individuos.

Por su parte, el equipo de los pseudorientales lo conformaría una nebulosa de individuos que de alguna manera, y según las fases de lucha del pueblo saharaui, estuvieron vinculados a organismos e instituciones con sede en los campamentos de refugiados saharauis. Podríamos destacar particularmente tres: Comité Ejecutivo, Buró Político y Central de Seguridad Nacional. Serían, a ojo de buen cubero, de 250 a 300 individuos.

Y ya en el cuarto y último nivel, tendríamos a una subcategoría dentro de las dos anteriores y que la conformarían dos agrupaciones específicas dentro de los pseudorientales y los pseudoccidentales. Son dos colectivos que están teniendo mucho protagonismo en las justas mediáticas de los últimos tiempos. Unos, por presencia vocal y sonora ante todo artefacto provisto de micro, y otros, por ser los malos de la película contada por unos o por otros. Además, están quienes destacan por esa presencia vocal a la vez que son los malos de la película de alguien. Y hablando una vez más de números, podríamos estimar a la subcategoría de los pseudoccidentales en unos 60 individuos, mientras que la subcategoría de los pseudorientales no pasaría de la treintena. A estos últimos, podríamos llamarles Grupo de la Comandancia, y a los primeros, Grupo de los Agraviados.

Son dos grupos que aun siendo a primera vista claramente antagónicos son, sin embargo, de esencia muy similar y moldeados de la misma pasta. En algunos casos, hasta le da a uno la sensación de que pasar de un grupo a otro no es más que vestir y desvestir a un único muñeco. De hecho, muchos de sus actuales integrantes han sido socios de los dos clubes. Por lo tanto, no debe sorprendernos descubrir que adoran a la misma divina trinidad: el Yo padre, el Yo hijo y el Yo espíritu santo. Eso es lo único que cuenta y por lo que vale la pena sacrificarlo todo, incluso el destino de todo un pueblo; incluso el futuro y los sueños del 99% restante de los saharauis. Y para ello, usarán todos los medios a su alcance, especialmente echando mano de la manipulación de emociones y sentimientos que son las sofisticadas armas de destrucción masiva del siglo XXI.

En la era digital más que en cualquier etapa pasada, la geopolítica se fundamenta en la emoción y en los sentimientos y, por lo tanto, en los conceptos de humillación, esperanza y miedo. Y más allá de nuestra predisposición inicial a que uno de estos tres destaque y gobierne nuestro rumbo conductual, está la eterna lucha del saharaui de a pie contra el cainismo político y oportunista de nuestras pseudoélites políticas al este y oeste del muro, esto es, nuestro Grupo de la Comandancia y nuestro Grupo de los Agraviados. En un abrir y cerrar de ojos, los tugurios mediáticos están pululando de audioconsultores de todo tipo y calaña. El ciudadano ya no sabe a qué atenerse ante tantas movilizaciones irracionales causadas por las mismas pseudoélites que no hacen más que avivar el fuego del populismo añadiendo, día tras día, nuevas dosis de emociones cada cual más explosiva que la anterior. Los dos actores de la justa sin cuartel emprendida para convencer y, lamentablemente, justificar lo injustificable, se sienten como pez en el agua en esos fraudulentos entornos caracterizados, según el filósofo vasco Daniel Innerarity, por estar poblados de mentiras, datos irrelevantes y estados de ánimo confusos. Y he allí el ojo del huracán emocional: estados de ánimo confusos. Lo que significa que se ha estado creando un caldo de cultivo inflamable propicio a la implosión y al desjarrete del pueblo y su causa.

En un santiamén y a ambos lados del muro, hemos visto cómo los desaparecidos en combate aparecían en la escena pública, y lo de combate es una mera metáfora, mientras que por arte de birlibirloque los principios y valores universales adoptaban una geometría variable. Y como decía Groucho, si no le gustan tengo otros. Se ensalza con desmesurada exageración al demócrata a la vez que la democracia es enviada al rincón del olvido. Se deifica la libertad individual a sabiendas de que la libertad del individuo sin la libertad de la patria no es más que una ilusión, un engaño. La fidelidad al pueblo y a la causa patria nace y renace con obsolescencia programada. El sueño de muchos es convertirse en un Adrián de la Iglesia de los Retornados y colmar su vanidad arengando desde el púlpito a su parroquia virtual. El libre pensamiento ha alcanzado su cénit, aunque suponga ser pastafari y creer en el Monstruo de Espagueti Volador. Todo el mundo ansía imponer su relato y, como decía Döblin, desgarrar y coser la realidad con la intención de conservar el ego maltrecho por los traumas de la guerra y la derrota.

Y asoma la inevitable pregunta, ¿qué hacer? Humildemente y con una pizca de enfado, ¡no es para menos!, les diría a mis paisanos ubicados a los dos lados del muro y pertenecientes a los dos grupos, es decir, Grupo de los Agraviados y Grupo de la Comandancia, que ya es hora de enterrar el tomahawk y sacar a relucir el calumet. La sociedad saharaui, ese 99% que también existe, necesita que le déis un par de caladas a esa pipa de la paz. Y aunque alguien acabe en la inopia barbitúrica, intentadlo, por favor, mantened a raya esas rabietas andropáusicas y dejad de poneros en evidencia, pues no hay cosa más difícil que desnudar a un desnudo. Os tildáis los unos a los otros de traidores y os aseguro que hemos recibido el mensaje: sois todos unos traidores. Y por favor, que nadie se me enroque, pues en todas partes y en todos los conflictos, ha habido y hay traidores. Sin ir más lejos, Marruecos, tras independizarse, una de las primeras medidas que tomó fue el enjuiciamiento de los traidores colaboracionistas. Igualmente había hecho Francia tras la Segunda Guerra Mundial con sus colaboracionistas, verbigracia, el enjuiciamiento y condena del escritor Céline. En vuestro caso, ya veremos cómo acabará todo, pero no empecemos la casa por el tejado.

Dejad de ocupar dos extremos igualmente detestables y deleznables. Unos, al oeste del muro, a todo anteponéis vuestras ansias de venganza personal y el desquite de vuestra vanidad herida. Los otros, al este del muro, a todo anteponéis vuestras miserables ansias de poder y vuestro cobarde temor a rendir cuentas ante el pueblo, que también existe. Ambos os creéis infalibles, así que os podéis hacer una idea de la infalibilidad de nuestro pueblo y, especialmente, de nuestra juventud. Eso sí, tened en cuenta que para los de acá, los del pueblo llano que pertenecemos a ese 99% para vosotros invisible, menos cuando os tiráis los trastos, todo aquel que trabaja activamente por el silencio y el amordazamiento del pueblo saharaui es un traidor, un enemigo en definitiva, pues traiciona a su propio pueblo y a los principios universales de libertad y democracia.

Por lo tanto, dejad de ser traidores y poneos a la cabeza de vuestro pueblo para guiarlo sabiamente en su camino hacia la autodeterminación. Aunad vuestros esfuerzos para que nuestro pueblo diga su palabra en un referéndum transparente y justo. A partir de allí y como verdaderos demócratas, que cada cual haga su campaña como adversario político merecedor de respeto. De esta manera, todo saharaui habrá tenido la oportunidad de emitir su voto y dar por escuchada su elección. No quisiera acabar, en este día nuestro de los mártires, sin quitarme el sombrero ante esos patriotas de verdad, al este y al oeste del muro, y a los que podríamos calificar de mártires andantes, que sufrieron en sus carnes la injusticia y el oprobio y, sin embargo, en ningún momento vacilaron ni traicionaron a ese 99% de su pueblo que, a pesar de todo, sí existe.

Granada, a 8 de junio de 2020

En este artículo se ha hablado de:

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El día de los mártires
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El día de los mártires
Descripción
El 9 de junio es uno de esos días en los que todo saharaui se siente en deuda con aquellos hombres y mujeres que nos dejaron mientras militaban y luchaban por la libertad de nuestro pueblo y la liberación de todo el territorio del Sáhara Occidental
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